20060915

Cómo escoger empleados

Ponga unos cien ladrillos sin ningún orden particular en un cuarto que además de la puerta sólo tenga una ventana. Luego meta 2 ó 3 candidatos en el cuarto y cierre la puerta. Déjelos solos y regrese 6 horas después y proceda a analizar la situación:

- Si están contando los ladrillos, póngalos en el departamento de contabilidad.

- Si los están recontando, póngalos en auditoria.

- Si han vuelto un lío el lugar con los ladrillos, póngalos en ingeniería.

- Si están acomodando los ladrillos de un modo raro, póngalos en soporte.

- Si se están tirando los ladrillos, póngalos en operaciones.

- Si están durmiendo, póngalos en seguridad.

- Si rompieron los ladrillos en pedacitos, póngalos en sistemas.

- Si están sentados sin hacer nada, póngalos en recursos humanos.

- Si dicen que han probado varias combinaciones, aunque no han movido un solo ladrillo, póngalos en Marketing o ventas.

- Si están mirando por la ventana, póngalos en planificación estratégica.

- Si están conversando y no han movido un solo ladrillo, felicítelos y póngalos en la gerencia.

20060912

Unas lesbis, estrellas en Croacia

Durante varios días su experiencia acaparó las portadas de los medios locales, con titulares como "Show lésbico en Split" u "Orgía de españolas desnudas en la playa" e incluso hubo medios que aseguraron que habían atacado a un hombre que estaba tranquilamente en la paya.

Nosotras nos agredimos a nadie

Nada que ver con la versión de estas jóvenes, de entre 27 y 33 años, que denuncian que en ningún momento incurrieron en un delito de escándalo público, sino que trataron de defenderse de un hombre que comenzó a masturbarse junto a ellas y de otros dos hombres que las agredieron.

Los hechos

Nekane, de Bilbao, explicó que en la misma mañana que llegaron a Croacia, el día 4 de este mes, preguntaron por una playa nudista.

Al llegar allí, se situaron al principio de la playa para "no molestar con los perros" y se pusieron en topless, "pero nos quitamos la ropa al ver que había gente desnuda y que no había ningún tipo de señal que prohibiera ni el nudismo ni la presencia de animales".

Posteriormente, "un hombre se colocó junto a nosotras y comenzó a masturbarse" por lo que le dieron "tres o cuatro toques verbales para que parase", explica Nekane.

En la comisaría no nos explicaron nada, nos hicieron fotos con los móviles y tuvimos que aguantar el vacile.

Sin embargo, al ver que no paraba ella se levantó para "decírselo a la cara" y fue entonces cuando "cuatro energúmenos se acercaron a nosotros y dos de ellos nos agredieron".

"Uno me pegó un bofetón en la cara y el otro le dio en el muslo a otra amiga", así que ellas tuvieron que empujarles para "quitárnoslos de encima", pero "nosotras no agredimos a nadie", recalca.

Fue entonces cuando una de las amigas se fue a llamar a la Policía, pero fueron dos de los croatas con los que se enfrentaran los que acudieron a la comisaría para denunciarlas por su supuesto comportamiento inadecuado, de modo que cuando llegaron los agentes ellas creyeron que "iban a salvarnos, y sin embargo nos detuvieron".

"En la comisaría no nos explicaron nada, nos hicieron fotos con los móviles y tuvimos que aguantar el vacile, mientras los agresores no fueron detenidos. Además, como nos habían acusado de estar borrachas nos hicieron la prueba de alcoholemia, que dio negativo", explica.

Por su parte, ellas interpusieron una denuncia por agresión y, tras cuatro horas en las dependencias policiales, les retiraron el pasaporte y fueron puestas en libertad.

"No entendíamos nada", denuncia indignada Nekane, que no se explica cómo por unos días se convirtieron en las protagonistas en todos los medios croatas.

"Nuestro comportamiento, a debate nacional, nos pedían autógrafos por la calle, todo aquello parecía el Gran Hermano croata", afirma.

El juicio

Un día después de los hechos, las jóvenes tuvieron que comparecer ante el juez.

Tuve que aguantar que uno de los agresores me amenazase delante del juez

En la primera vista "tuve que aguantar que uno de los agresores me amenazase delante del juez", explica Nekane, que precisa que en la segunda jornada del juicio ni siquiera tuvieron traductor; la razón, "ahorrar costes".

El juez impuso una multa de 600 kunas (unos 82 euros) a uno de los agresores, y "el otro se libró por errores en la traducción de la denuncia".

Ellas tuvieron que pagar una multa de 220 kunas (unos 30 euros) por practicar nudismo, mientras que las que llevaban los perros tuvieron que abonar 520 (unos 70 euros).

Después de esto, les devolvieron el pasaporte, les dieron diez días para abandonar el país y fueron declaradas personas "non gratas" durante 90 días.

Morbo

"Aquí lo único que se ha vendido es el morbo lésbico" y "estoy indignada porque estas noticias sólo motivan a las mentes energúmenas a dar rienda suelta a los comportamientos agresivos", indica la joven, que considera que en fondo subyace el problema de la discriminación.

"Algún beso nos dimos y nos quitamos espinillas, pero lo que está claro es que no nos vamos a un país a liarla, porque tenemos aprecio a nuestra vida", concluye.

20060906

Uno de El Perich, uno de Iva

Hoy he estado mirando algún Jueves antiguo (de hace unos años) y reproduzco aquí dos cosas que recuerdo: la definición de El Perich:

Ahorro: El ahorro es, gracias a la inflación, gastar sin gastar.

Bueno, era algo parecido.



Y el del Ivá:

Esto son dos gallegos, y uno le dice al otro:

- ¿Dónde vas con el saco?
+ Es estiércol, para las fresas.
- Oye, ¿y has probado con nata?

20060903

Un libro de chistes recuerda el humor durante el nazismo

'Heil Hitler, el cerdo ha muerto', un libro del realizador cinematográfico Rudolph Herzog, recuerda los chistes sobre el régimen nazi (1933-1945) y pretende demostrar que los alemanes no profesaban un culto incondicional a Adolfo Hitler.

Compilando los gags de cabaretistas alemanes de entonces, así como los chistes contados en la calle entre 1933 y 1945, Rudolph, hijo del cineasta Werner Herzog, pretende "cambiar la percepción de la sociedad de la época, debido a que las principales imágenes de ese período son imágenes de la propaganda".

En este libro de 240 páginas se repasan los chistes pro y antinazis, así como los chistes judíos, "espejo de la sociedad", según Herzog.

Las historias populares "muestran, contrariamente a lo que nos dijeron los historiadores después de la guerra, que la gente no estaba hipnotizada por Hitler y por el régimen, sino que los miraban a través", explicó. Como ese comentario sobre el "hombre nuevo, que será delgado como Goering, rubio como Hitler y grande como Goebbels", todo lo contrario a la realidad.

Algunos chistes sobre los campos de concentración demuestran asimismo que la población sabía lo que pasaba. "Después de la guerra, se dijo que la gente no sabía, pero los chistes sobre Dachau, que fue abierto en 1933 (como campo de internamiento para opositores políticos) demuestran lo contrario", aseguró el realizador de 33 años.

Después de Stalingrado, los chistes fueron más negativos, más fatalistas. "Goering y Hitler están en un barco, hay una tempestad y el barco zozobra. ¿Quién se salva primero? Respuesta: Alemania", recordó Herzog como ejemplo.

A medida que las cosas empeoraban, contar un chiste era peligroso, como muestran algunos actos de ejecución ordenados por los tribunales nazis. Así, el cura católico de Baja Sajonia Josef Mueller y una trabajadora de Berlín fueron ejecutados por una palabra dicha fuera de lugar.

Sin embargo, matiza Herzog, "los chistes en sí mismos no les costaron la vida". El cura era un opositor conocido y la mujer "tenía sus problemas con las autoridades, puesto que su marido había muerto en Stalingrado".